octubre 26, 2008

Mariano Vinci cumplió una década con el futsal y recién ahora se produjo su explosión futbolística

«Todavía no puedo creer lo que me está pasando»

Exactamente diez años atrás -tenía 20- Mariano Vinci comenzaba su trayectoria en futsal, actuando en la tercera de San Lorenzo. Esa temporada el equipo de Trama ganó el ascenso a Primera, aunque él nunca llegó a integrar siquiera el banco. En el 99 pasó a Barracas, teniendo una prolongada permanencia; en el 2002 pasó fugazmente por Huracán y volvió al Sportivo, hasta que en 2006 pasó a Franja, donde hoy actúa. A lo largo de esta década, pocas veces salió como titular, convirtió escasos goles y jamás había tenido la chance de hacer dos en un mismo partido. Hasta esta campeonato.
Acuñanado la frase "perservera y triunfarás" como propia, Vinci nunca bajó los brazos pese a no ser tenido en cuenta por los técnicos de turno. Siempre siguió apostando al futsal -al que define "mi gran pasión"- y en este torneo no sólo ha tenido una continuidad que no había experimentado antes, sino que además se ha transformado en el máximo goleador de Franja, con 16 conquistas. "Todavía no puedo creer lo que me está pasando", afirmó, todavía incrédulo, cuando vio acercarse al periodista con el grabador. No hacía falta ser muy perspicaz para darse cuenta que era la primera nota que le hacían en su vida. "Creo que anduve bien, bah, cumplí. No pretendo demasiado", dijo a la hora de analizar su actuación. A pesar de que había sido figura ante Nueva Estrella, su perfil bajo y su modestia, no le permitían admitirlo. "Estoy contento más que nada porque el club está repuntando", comentó, quien además estuvo cerca de hacerse cargo de la dirección técnica del equipo: "Me lo propusieron a principio de año y tarde un día en decidirlo, pero no acepté porque las dos cosas no podía hacer, y todavía tenía ganas de jugar. Hacerme entrar y salir yo era algo imposible".
Vinci se refirió a lo poco que le tocó jugar en estos diez años, sentenciando: "No le echo la culpa a los técnicos, porque más que de ellos, dependía de mí". Y cuando se le preguntó por el mejor entrenador que tuvo, después de hacer un largo silencio, sólo deslizó: "La verdad que no sé, nunca me lo puse a pensar".
Pese a que las canas van poblando su negro cabello, Vinci aseguró que "ni pensé en retirarme, voy a seguir jugando. Mientras los pibitos no me pasen por arriba..."
Entretanto, a la par de su amor por el futsal, reparte su tiempo entre sus dos profesiones: profesor de educación física y electricista.